Le premier voyage des Français à la Chine (así titulado) es el primer testimonio conocido de un francés seglar en Cantón. Por lo tanto, ofrece un punto de vista original y poco frecuente, ya que casi todos los relatos de viaje a China anteriores al que narra la embajada de Macartney (1795) son obras de misioneros. Chancel estuvo quince meses en Cantón, la mayor parte del tiempo a bordo de la nave Amphitrite, que, fletada por un negociante, llevó a catorce jesuitas a China a petición del emperador Kangxi. Sin embargo, como oficial de rango, fue invitado por varios dignatarios locales y pudo así observar la sociedad china, a pesar de las limitaciones debidas al idioma y al control estricto que se ejercía sobre la presencia de los extranjeros en Cantón. En su narración, atiende a temas variados como la justicia, la religión, los banquetes oficiales, la comida, las mujeres, los negocios, las relaciones con otros extranjeros… Su descripción de esta experiencia se edita aquí por primera vez.