Antonio de Solís y Rivadeneyra
(Alcalá de Henares, 1610-Madrid, 1686)
Antonio de Solís y Rivadeneyra inició su producción poética y dramática a su llegada a Madrid, en las academias de la capital. Tras unos años al servicio del conde de Oropesa, en los que viajó a Navarra y Valencia y continuó cultivando el arte literario, regresó a la corte y entró al servicio del rey Felipe IV. A partir de entonces trabajó estrechamente con Calderón y otros artistas cortesanos, y produjo obras de subgéneros teatrales diversos: loas, entremeses y sainetes muy celebrados; también comedias de figurón y fiestas mitológicas repuestas continuamente. Pese al gran éxito de sus obras teatrales tanto en los escenarios cortesanos como en los corrales de comedias, la historia de la literatura le ha recordado como el cronista responsable de la Historia de la conquista de México, obra que acaparó sus esfuerzos desde 1661 hasta su muerte. Aunque en vida fue su producción dramática la que le valió el reconocimiento del público, en nuestros días su nombre se asocia casi únicamente a esta obra historiográfica y a sus piezas de teatro breve, relegando a un segundo plano sus comedias y su obra poética.