Francisco de Quevedo
(Madrid, 1580-1645)
Francisco de Quevedo nació y murió en Madrid, capital de la Monarquía Hispana, algunos de cuyos escalones cortesanos escaló, hasta alcanzar el señorío de La Torre de Juan Abad y viajar con el Virrey de Sicilia y Nápoles (1613) –el Duque de Osuna–, como secretario y confidente. En todas las circunstancias fue dejando un reguero de obras de muy variado tema, pues quiso tanto consagrase como moralista político (Política de Dios), como humanista que estudia a los clásicos (Marco Bruto, Epicteto, Anacreonte….). Sin embargo fue su obra satírica la que más ha aplaudido la posterioridad, tanto por sus fantasías morales (los Sueños) como por una de las novelas picarescas más conocidas (El Buscón) y por el reguero de obras festivas con las que flageló vicios, hábitos y personajes de su tiempo, hasta alcanzar la filigrana de La Hora de Todos (c. 1635). Cultivó también el teatro, sobre todo el género entremesil, en lo que era un maestro, rápidamente imitado; y dejó una extensa y variadísima obra poética, de la que preparaba edición a su muerte, que ha resultado ser lo mejor valorado de su extenso legado.