El Diálogo de verdades es un diálogo renacentista tardío, escrito ya cerca de los años 70 del siglo XVI, por un riojano, secretario del marqués de Astorga, llamado Francisco de Enciso Zárate (m. 1570), quien anteriormente había escrito la novela de caballerías (en tres tomos) Don Florambel de Lucea. Hasta 2008, no se tenía noticia de esta obra, pues pese a las intenciones de su autor, nunca llegó a ser publicado, permaneciendo en forma manuscrita en los fondos de la BNE. El Diálogo de verdades se vale de la conversación establecida entre dos viejos criados, Osorio y Mendoza -amigos de juventud-, que coinciden en su camino desde Valladolid a Sevilla, para desbrozar una demoledora crítica de costumbres que abarca temas como la indumentaria, el lenguaje, la literatura, la vida económica y jurídica o el lujo. Salpicando esta agria censura del mundo de entonces, que se prolonga a lo largo de los seis coloquios en los que se divide la obra, se encuentran alusiones nostálgicas a un pasado idealizado, el de la corte de Carlos V, que aparece ante nuestros ojos como un espacio en el que todo, las personas y las cosas, eran más simples, más heroicas, más ordenadas.