DIDÁCTICA

Entre las muchas manifestaciones humanas, cuando se alcanzó ese grado de civilización y quizá mucho antes de que aparecieran los llamados “géneros literarios”, el empleo del lenguaje humano como lugar en donde se depositaba lo que uno ordenaba, pensaba, imaginaba, etc. precede, a todas luces, a lo que solemos llamar géneros literarios, un invento relativamente moderno, que en la Península se consolida a lo largo del siglo XVI. La enseñanza, el lenguaje religioso, las cartas, el lenguaje jurídico, la consolidación de un incipiente lenguaje científico… son manifestaciones normales en la consolidación de cualquier sociedad que progrese. De manera que uno se puede encontrar con lenguaje religioso de carácter doctrinal en verso –por ejemplo–; o con una historia mítica en verso; etc. Son las mezclas de todo tipo y como tales las podemos definir en cada caso, pues aunque hoy domine el subgénero que llamamos “ensayo” (la exposición de un tema de manera amena), la realidad es que cada uno de los textos puede ser definido desde múltiples puntos de vista, temático (militar, religioso, histórico, universal…), formal (diálogo, verso, prosa, mezcla….), de perspectiva (proclamar, sugerir, predicar, imaginar, etc.). En realidad, la didáctica acumula todo tipo de obras, prácticamente en todas las épocas. En la lengua española los llamados “géneros literarios” dispersan las “obras”, al comienzo trabajosamente, desde finales del siglo XV. Todavía durante el siglo XVI podemos encontrarnos un poema épico, en verso, sobre la capacidad humana para hacer la guerra; y no digamos –por el empapamiento religioso de toda cultura– de trasfondos doctrinales al fondo de cualquier tema (histórico, mitológico, científico, agrícola, etc.).